Dos días antes, logró la mejor marca reboteadora en su carrera por entonces, con 10 rechaces, en la victoria por 109-101 ante Charlotte Hornets. No tengo ninguna afiliación con la marca y creo que la innovación siempre es buena, camiseta new york knicks,pero lleva un tiempo acostumbarse a ellas. Confiamos en que la cerveza que nos tomamos está fabricada con calidad. Traza su táctica: Jordan y Pippen «arrastrarán» la defensa de los contrarios, su «arma secreta» se parará en el lugar que más cómodo le resulte, recibirá la bola y lanzará de tres, para ganar el encuentro. Efectivamente, el toro mayor, Michael Jordan, pide la bola. Jackson, estudioso del Zen, de las prácticas de los indios norteamericanos y de Tzun Tsu, sabe que el enemigo espera que Jordan reciba la bola para buscar la canasta salvadora. Visitaba las escuelas de deporte, revisaba los planes de entrenamiento de los profesores de esas escuelas, tenía una visión bastante clara de las niñas prospectos, de sus posibilidades físicas y técnicas, sus edades, entre otros. «Es una película contra los hombres, llena de odio».
Durante demasiado tiempo dependí de los demás, sobre todo de James, y ya es hora de que aprenda a caminar solita, golden state camiseta sin ser una carga para nadie. Uno de los jugadores suplentes de los Knicks durante los años 1970 y especialista defensivo fue Phil «Action» Jackson. Esto se consiguió gracias a las incorporaciones de jugadores como Nick Young y Omri Casspi. No por gusto a los Bulls los dirige Phil Jackson, uno de los mejores jugadores de baloncesto de todos los tiempos y el mejor entrenador de la NBA en ese momento. Se utilizaban pasadoras que pudiesen atacar, para convertirlo en un 4-2-6 en cualquier momento. En octubre de 1983 el equipo es vendido a Barry Ackerley, iniciando en ese momento un periodo de declive y mediocridad en la franquicia. 61 victorias y 21 derrotas, acabando como el equipo con mejor porcentaje de partidos ganados. Los Rockets, que encabezan la tabla de la Conferencia, vencieron a los Washington Wizards en su último encuentro y cuentan con un fabuloso balance de 33 victorias frente a 6 derrotas en casa.
Para Seattle y sus habitantes ha sido un mal trago la marcha del equipo, y son ya muchos los que están trabajando para que la NBA regrese a la ciudad del estado de Washington. Son sueños estratégicos realizados a partir de la inteligencia, los conocimientos y el trabajo. Los magos de Washington son séptimos en el Este, empatados a puntos con los Milwaukee Bucks, aunque su presencia en playoffs no peligra, ya que su principal perseguidor -los Detroit Pistons- están lejos en la clasificación. Washington vio por el rabillo del ojo que un jugador del equipo contrario se precipitaba hacia él. Sara Gross, la capitana del Sevens neozelandés, que deja bien claro que odia «perder». Su excompañero, el alero sudanés Luol Deng, que ahora milita con los Heat de Miami, usó una en defensa de África cuando fue presentado antes del Partido de las Estrellas del 2012, en Orlando (Florida).
Para la 1995-96 los Jazz obtuvieron al pívot Greg Ostertag y finalizaron con un 55-27 y alcanzando de nuevo las Finales de Conferencia, aunque esta vez para caer ante Seattle SuperSonics, quedándose otra vez a las puertas de la final. El 11 de enero, lograron la victoria ante Cleveland Cavaliers por 55 puntos, 112-57, siendo la menor cifra de puntos anotada por un equipo contrario ante los Lakers en la historia de la liga. Y también la del cuerpo ensangrentado sobre el asfalto de Victoria Street, arrollado por un coche, metido en un ataúd. Era puro teatro, pero teatro psicológico que buscaba impresionar al contrario, pero sobre todo crear un aura de confianza en su bateador. Chávez también era teatral, aunque quizás más discreto. Evidentemente no era necesario decirle eso, pues Romelio trataría de hacerlo, pero el gesto era para el bateador, para los contrarios y para el público. Por eso, decide sacar del banco a un jugador que ha tenido muy pocos minutos en la campaña (tan discreto es, que la historia no lo recuerda), pero que es un gran tirador de tres puntos. Los tres fueron peloteros creativos y probablemente aprendieron que para serlo, hay que recibir confianza de sus directivos.
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